Llevo bastante tiempo sin dibujar como una rutina habitual (una rutina que he mantenido durante años), desde que decidí parar poco antes de la pandemia para reflexionar sobre mi relación con la creación artística y creativa. Hace poco menos de un año decidí retomar las tareas artístico creativas pero no desbloqueado aún mi parálisis dibujantil -solo he dibujado por necesidad profesional, no por placer-. Esta parálisis es algo que me pone muy triste y llevo un tiempo atendiendo a qué puedo hacer para retomar mi antigua sana relación con el dibujo.
Hace años que tuve también una crisis dibujantil que tenía relación con lo profesional pero me afectó a la parte de mí que disfruta dibujando como un niño pequeño, sin objetivos profesionales ni nada de eso, solo dibujar por el placer de hacerlo, el placer de ejercitar, de observar, de trasladar.
Poco a poco me encuentro con más ganas y sé que mi vuelta al lápiz como rutina de placer es inminente y hay dos referentes que hacen que vuelva a conciliarme con el acto del dibujo: uno de ellos es el haber conocido el proceso de gestación de El Atelier Horizontal, la propuesta de taller de dibujo para desbloquear el lado creativo de Lai Zaragoza, atendiendo a pedagogías transversales y haciendo caso a cada particular. Conocer el backstage del Atelier y celebrar el éxito de la acogida del mismo hace que pueda volver a ver el acto del dibujo como un acto desinteresado, de pasión, de observación y de poder disfrutar de dibujar como una niña pequeña.
La otra referente pedagógica para que tenga ganas de volver a dibujar es la ilustradora Laura Wächter, que ha preparado el curso Ilustración editorial: crea una narrativa visual, un curso para Domestika que tengo pendiente de hacer desde que lo publicó.
Esta vuelta al dibujo es un proceso lento y delicado, hay que hacerlo con amor y poco a poco. Solo creo en el dibujo cuando el estado al que se llega es el de una niña dibujando, por eso me río pensando que la única persona que me puede enseñar a dibujar es una niña de 5 años. Iré mostrando mis pequeños pasitos en la conciliación.
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