La mente es una cosa maravillosa. En tu mente se producen miles de conexiones neuronales por segundo en las que se juntan percepciones, sensibilidad, emociones, acciones y muchísimas cosas que se siguen estudiando para saber un poco mejor cómo somos y cómo funcionamos. La mente es la encargada de procesar la realidad y entenderla, para que podamos configurar, de alguna manera, nuestra propia verdad sobre lo que entendemos como mundo. Pero, y esto es muy importante, una característica humana de nuestra mente es que es capaz de mentir. Nuestra mente es capaz de engañarnos y hacernos creer en cosas que no existen. Eso es maravilloso, porque así podemos imaginar y, con ello, crear. La palabra ‘mente’ y la palabra ‘mentir’ derivan de la misma raíz latina: mentir es entonces, una construcción de la mente. Nuestra mente todo el rato juega con nosotros y procesa estados que van desde lo bueno hasta lo totalmente terrible. Por eso, cuando escucho hablar de «la buena mente» pienso que esta se debe configurar con todas las realidades posibles: la del engaño terrible, la de la realidad que configuramos y la de la creación a partir de la imaginación.

Como digo en la viñetuela, mi mente es un ‘escape room’.

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