Lo hago todo al revés, todo. Cuando voy a coger el autobús, en vez de subirme, me bajo. Cuando voy a comprar pan, me llevo siempre una bolsa con 6 barras de pan y se las regalo a la panadera. Si tengo que regar las plantas, las pongo al sol hasta que se deshidratan. Una vez que me encontraba perdido en el desierto y, en vez de beber agua para calmar la sed, escupía la poca saliva que me quedaba en la boca. Me voy de los trabajos en vez de quedarme a trabajar. Entré a un museo y empecé a tocar todos los cuadros. Cuando tengo que poner gasolina al coche, me la bebo yo. Los días de fiesta me pongo a hacer actividades y el resto de días laborables, los paso descansando. Un día pensé que me moría y, en realidad, me estaba viviendo. En vez de practicar deporte, me siento en una silla. Si me dicen: «ve para allá», yo voy para acá. No sé si estoy escribiendo esto o desescribiéndolo. Todo, revés al todo hago lo.

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